Querido John Boorman:
En el marco de sus noches dedicadas al cine europeo, la ARP y el Cine de los cineastas han decidido rendir homenaje hoy a una gran voz del cine en Europa: un amigo británico, irlandés de corazón, que 50 años después Salvo que puedesu primer largometraje ha encantado a la Quincena de los Realizadores del último Festival de Cannes con Queen and Country. Esta noche, querido John Boorman, distinguimos vuestra formidable carrera, vuestra singular obra que ha marcado la historia del cine por su potencia visual y su audacia narrativa.
Si sus películas han llegado a un público tan amplio, es porque ha sabido apoderarse de todos los géneros para imponerles su propio ritmo: la película negra con El punto de no retornoo de gángster El General, ciencia ficción con Zardoz o la película de terror con El Exorcista II, la película histórica con Excalibur o aventuras con El Bosque de Esmeralda o la película de guerra conDuelo en el Pacífico y La guerra a los siete añoso de espionaje con El sastre de Panamá. Con usted el cine de género se convierte en cine de autor para la felicidad de la mayoría. Jugando con los códigos del género, usted escenifica a individuos que se aventuran en una búsqueda iniciática y simbólica para emanciparse mejor de un universo cerrado y de una historia circular. La trayectoria de tus películas y de tus personajes es la de una flecha lanzada con fuerza y habilidad, que apunta justo, directamente al corazón. Esta búsqueda es la, por supuesto, de la leyenda artúrica de la que nos ha ofrecido una versión magistral, inolvidable, con Excalibur. Es también la de Laura Bowman, la periodista estadounidense de Rangúncuyo dolor personal encuentra el drama de todo un pueblo y encuentra su resolución en el encuentro con A, figura tutelar de la película. Es también, en In my Countryla de la poetisa afrikaner y la del periodista afroamericano, todos en busca de reconciliación y redención. A través de esta búsqueda incesantemente renovada, usted filma una realidad soñada donde afloran mitos y espiritualidad como aquellos elementos de ficción y magia que destila en sus primeros documentales, tal vez porque la realidad desnuda parece demasiado artificial en la pantalla.
Gran amante del cine mudo, se inspiró en las grandes películas del género para dominar el arte de contar historias sin diálogo. Para Duelo en el PacíficoTe das cuenta del golpe maestro de hacer reposar a puerta cerrada sobre la fuerza de las imágenes, el juego - notable - de los actores Lee Martin y Toshiro Mifune, el poder de los gestos y miradas, que se llevan al espectador mejor que cualquier escenario. Lo que hace la fuerza de sus películas es su trabajo sobre la imagen y el sonido y su poder evocador que tiene una profunda resonancia entre los espectadores: los pasos de Lee Martin que resuenan en el largo pasillo, rítmicamente la escena tan implacablemente como un redoble o una cuenta atrás, el mítico duelo musical de Expedición que plantea todo el reto de la película con el desafío lanzado por la guitarra del ciudadano al banjo del aldeano, el blanco y negro del General o las variaciones cromáticas de Punto de no retorno y los paisajes impresionantes donde el agua que te gusta filmar juega un papel central: el río Amazonas, pero también las montañas irlandesas de Wicklow y sus aguas tumultuosas.
Director de estética marcada, coronado con dos Palmas de Oro en Cannes por sus puestas en escena, usted es también un gran director de actores: usted ha hecho jugar a los más grandes: Marcello Mastroianni, Jon Voight, Sean Connery, Charlotte Rampling, Richard Burton, Helen Miren, Uma Thurman, Patricia Arquette, Pierce Brosnan, Juliette Binoche o Samuel L Jackson. Te rodeaste de actores leales: Lee Martin y Brendan Gleeson. Actores que tienen esta rara cualidad de hacernos olvidar quién es el bueno, que es el villanoy hacer que nos gusten los personajes menos recomendables. Como la intensidad de sus películas, a veces insoportable, estos personajes entrañables cuestionan la parte de sombra que está en nosotros. Raramente salimos indemnes de su obra que a menudo nos toca visceralmente: como cuando la voracidad de los comensales se convierte en ferocidad bestial en Leo el último o que Martin Cahill, leyenda popular del gran bandidaje irlandés, crucifique a uno de sus compañeros por simple sospecha
Esta violencia está en el corazón de una de sus películas más grandes, Expedicióndonde la crueldad está a la medida de la impetuosidad del desafío lanzado entre compañeros: el descenso del río salvaje se convierte en la tragedia de la supervivencia. Este retrato de la América de los años 70 y de la violencia originaria en la historia americana, ha marcado duraderamente las mentes por su alcance universal, lejos de todo angelismo ecológico, sobre la relación conflictiva entre el hombre y la naturaleza. Director enamorado loco del 7eme arte del cual usted es un gran conocedor, usted lleva sobre el cine una mirada justa, impregnada de pasión pero sin concesión. Fue a través de la crítica cinematográfica que entró en el cine: en las páginas de una revista y luego para la BBC donde dedicó un documental a una de las figuras fundadoras del cine, D.W. Griffith: Sueños prometedores y golpes durossu diario, es una verdadera declaración de amor al 7eme arte. Usted da una magnífica definición del cine donde los juegos de luz en la pantalla ofrecen la posibilidad de otro mundo, que nos libera del espacio y del tiempo, como en un sueño, obstinado.
Dear, John Boorman,
Because your films are such stuff as Dreams are made on[1], the République des Arts et des Lettres, which is the Republic of Dreamers and dream-makers, is Honoring you today.
Querido John Boorman, es por su gran talento, por su obra hecha de la materia misma de los sueñosque la República de las Artes y las Letras, la de los soñadores y los mercaderes de sueños, les rinde homenaje esta noche. Querido John Boorman, en nombre de la República Francesa, le entregamos las insignias de Comendador de la Orden de las Artes y las Letras.