Audrey Azoulay, ministra de Cultura y Comunicación, celebra la decisión audaz y notable de entregar por primera vez el Premio Nobel de Literatura a un autor, compositor y músico, poeta excepcional.
Nacido en una familia de Europa del Este que había huido de los pogromos, Bob Dylan convoca por sí solo sectores enteros de la cultura americana de los últimos cincuenta años, en conciencia iluminada de una generación.
Sus textos de una riqueza increíble como las melodías inolvidables de títulos como «Knockin' on Heaven’s door», «Like a rolling stone» o «Hurricane», llevados por una voz reconocible entre todas, han formado nuestro patrimonio común.